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Matrimonios

El matrimonio campestre de Elisa y Andrés

Los protagonistas de esta crónica de boda escogieron un matrimonio campestre a las afueras de Bogotá. Te invito a inspirarte con esta historia de amor en medio de la naturaleza.

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* Fotos realizadas por Efeunodos

Elisa y Andrés decidieron dar el ‘Sí’ el 15 de marzo del 2014 rodeados de sus seres más queridos y tomando como elemento de decoración el paisaje de la Hacienda Los Laureles ubicada a 40 minutos de Bogotá. 

Decidieron que las tres de la tarde sería la hora perfecta para darse el beso que los unirá por siempre. La ceremonia se realizó en medio de los árboles, la mayoría de ellos pinos, que ayudaron a resaltar el color blanco de la decoración.

Los colores del matrimonio fueron el verde y el blanco. El verde lo aportaba todo el paisaje del lugar del que se apropiaron para ponerle esa naturalidad y frescura a la decoración.

El color blanco lo usaron para las sillas de la ceremonia que estaban ubicadas de forma semi circular.

El arco de los novios estaba adornado con hojas de helechos y collares de flores blancas. En frente pusieron la silla de los novios y se sentaron debajo de una sombrilla.

Al igual que los novios, cada uno de los invitados tenía una sombrilla como parte de la decoración del matrimonio.

El camino al altar se decoró con helechos y pétalos blancos resaltando la idea de pureza. Una muestra más de un matrimonio lleno de elementos naturales y paisajísticos de la Sabana.

Elisa nos enseña un atuendo minimalista donde el blanco es el gran protagonista. Escogió un vestido de corte en A con tejidos geométricos y de un grosor perfecto para asegurarse de estar cómoda y no pasar frío.

Su peinado, tan natural y fresco como el concepto de su matrimonio fue un recogido hecho con una trenza y una corona muy delgada de color dorada con pedrería, muy fina y delicada.

El ramo y los zapatos totalmente blancos, hicieron juego con los detalles minimalistas escogidos por la novia para su look.

Andrés escogió su traje de color gris oscuro acompañado de una corbata rosada para darle un matiz a su vestimenta y el azahar con las flores del mismo tipo del ramo de la novia. Y por supuesto, sus gafas que no podían faltar.

Para aprovechar este maravilloso y mágico paisaje se hicieron varias fotos en sus escenarios cargados de historias y vida. Carlos Sierra y Marcela Riomalo del colectivo Efeunodos fueron los que estuvieron detrás del lente.  

 

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