El matrimonio de Andrés y Angélica en Floridablanca, Santander

La crónica de nuestro matrimonio

Ese día empezó como un día de locos. Como nuestra boda fue totalmente DIY, a última hora nos tocó hacer todo. El mismo día me tocó ir a lavar el carro que nos prestaron a última hora, mientras el novio corría para allá y para acá organizando la capilla y el salón del club. Sin embargo, hubo tiempo para darnos detalles. Él me envió unas fresas con chocolate deliciosas y yo le envié un desayuno sorpresa que pudo disfrutar antes del corre, corre.

Ya cuando por fin llegó la hora, no podíamos estar más felices, pero nerviosos. Hubo de todo en la ceremonia. Risas, llanto y muchísima emoción. De todas formas, con todo y un par de inconvenientes que nunca faltan, fue un día super genial y feliz, y especial para todos, tanto los invitados presenciales (25), como los virtuales (40). Se gozaron cada momento y no dejaban de hablar del amor que nos iluminaba el rostro.

Definitivamente un día inolvidable para todos.