El matrimonio de Ariadna y Juan Sebastián en Bogotá, Bogotá DC
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A&J
01 Sep, 2018La crónica de nuestro matrimonio
El sábado empezó como cualquier sábado para el mundo, pero era muy diferente para nosotros, ese día nos casaríamos y queríamos que todo saliera perfecto. Como a muchos, todavía teníamos algunos detalles pendientes ese día, así que muy temprano nos levantamos a ultimar los detalles de la música que queríamos que sonara. Las mujeres temprano al salón de belleza a prepararse para verse radiantes ese día, por mi parte, me fui a mandar lavar el carro y luego a conseguir unas velas para la ceremonia simbólica que haríamos en la noche. Se acercaba el medio día y empezamos a vestirnos ya con nuestros trajes con los cuales pasaríamos el resto del día, desde ese momento, mi esposa y yo estuvimos separados hasta el gran momento.
Cuando ya estuve listo, partí junto con mi familia hacia el Museo del Chicó, donde tendría a lugar la ceremonia de matrimonio civil precedida por el notario Jorge Hernando Rico Grillo, que por cierto fue quien hace dos años casó a la primera pareja gay en Bogotá. El día no podía estar más soleado, desde el Museo, muy cerca a los cerros orientales, se veía un cielo despejado y muy azul. La mayoría de familiares ya estaban allí presentes, pronto los organizadores del evento nos dieron las últimas instrucciones antes de empezar. Yo ya estaba en la mesa principal, en la cual el Doctor Rico también se hallaba ya sentado esperando iniciar la ceremonia. Con la llegada de la última dama de honor que se hizo esperar bastante, empezamos el protocolo. Empieza a sonar una pieza del maestro Howard Shore, interpretada por la violinista Lindsey Stirling un popurrí con las canciones de la banda sonora de El Señor de los Anillos que inicia con una canción llamada Concerning Hobbits, con la cual entran los caballeros y damas de honor, y seguido a esto entra, más radiante y hermosa que nunca, Ariadna, la novia más bella del mundo. Aún sonando la pieza de Howard Shore y con el sol más brillante que nunca, se acerca lentamente hacia mí, acompañada de Gabor, su padre, quien con un abrazo y unas bellas palabras me la entrega en mis manos.
Seguir leyendo »El notario prontamente procede a iniciar el protocolo con las lecturas de las actas, y las firmas correspondientes de ley. Nos leemos nuestros votos, empieza ella, y se me aguan los ojos, procedo a leer los míos, y es así como el doctor Rico finalmente nos declara esposos bajo las leyes colombianas. Empiezan las felicitaciones por parte de todos los invitados, y por su puesto las infaltables fotografías, tomadas por un experto fotógrafo quién logra sacar nuestros mejores ángulos e inmortalizar ese momento gráficamente. Se acerca la noche y como habrán notado ninguno de nosotros había probado comida alguna después del desayuno, así que dejamos el Museo del Chicó y buscamos algo que comer para calmar el hambre mientras llegaba la cena.
Muy a las 8:00 p.m. llegamos al sitio de la celebración, El Castillo del Mono Osorio, un castillo centenario en medio de la ciudad, construido en piedra, monumento de interés cultural, en este sitio empezaron a llegar no sólo los familiares que nos acompañaron en la ceremonia, sino muchos más amigos y compañeros con los que quisimos compartir este importante día. Al estar la mayoría de invitados ya en sus respectivas mesas, pasamos todos al salón principal a bailar dos piezas importantes para nosotros, sólo los novios bailamos primero una pieza de Elvis Presley llamada Can’t Help Falling In Love seguida de una canción de los Ramones llamada Baby I Love You, a la vista de todos los invitados terminamos de bailar estas dos canciones y seguimos con el protocolo clásico del Vals, con los padres y los padrinos. Llegó la hora de cenar, un menú con 3 proteínas, al cual debo resaltarle el exquisito sabor que tenía y por el cual agradezco mucho a la casa de banquetes, y seguido a esto realizamos los demás clásicos de un matrimonio; la rifa del ramo, la rifa de la liga, repetimos los votos frente a todos, realizamos una ceremonia simbólica de la luz, en la cual dos velas sostenidas una por cada uno, que representaba parte de nuestras personas y valores, encendíamos una sola llama de una vela mayor que simbolizaba la nueva familia. En medio de la celebración, decidimos darles una sorpresa que veníamos preparando hacía un par de semanas a los invitados, interpretamos en Violín (Ella) y guitarra (Yo) 3 canciones, empezamos con un clásico de Edith Piaf llamado La Vie en Rose, seguido de un tema que iba con la temática de la boda, la canción principal de Game of Thrones, y finalizamos con un clásico para nuestra generación, Mi Corazón Encantado del OST de Dragon Ball GT. Tras el momento de júbilo, empezó la fiesta, en la cual los invitados empezaron a divertirse en la pista de baile, luego se sirvió la torta de masa blanca con semillas de amapola y así continuamos hasta la 1 am cuando la celebración llegó a su fin y todos los invitados agradecidos se despidieron, finalizando así el día más mágico y maravilloso de nuestras vidas.
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