El matrimonio de Carolina y Julian David en Sabaneta, Antioquia
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C&J
02 Dic, 2017La crónica de nuestro matrimonio
No hubo nervios, todo estuvo muy fresco hasta horas antes de la ceremonia. Eran ya las 7 de la mañana y procedí a vestirme, estando pendiente de todo lo que se necesitaba, en el salón, en casa y hasta con mi propio vestuario. El matrimonio empezaba a las 9 am, pero estuvimos empezando casi a las 10 am. Los primeros invitados, muy queridos ellos, llegaron a las 8.30 al salón. Yo muy asustado empezaba a ver materializado todo, la comida, la torta, los dulces, la decoración y todo el maravilloso "circo, maroma y teatro" que involucró todo.
Llegó la novia, y todos debíamos organizarnos, como quisimos algo sencillo y muy casero, me organicé en la entrada con mi madre para caminar y dar paso a la entrada de mi hermosa amada. Cuando finalmente la vi entrar, estaba con su maravilloso, ajustado y sexy vestido blanco hueso, su maquillaje que resaltaba sus ojos, así como ella quería (y eso que no quiso pagar prueba de maquillaje y que luego me comentó que no le habían gustado las cejas y se las borro un poco). Sonreía de par a par con una tímida sonrisa, esperando que toda la marcha Imperial (Sí, pusimos la marcha de Darth Vader como sorpresa) saliera bien.
Seguir leyendo »Luego de unas cuantas sonrisas, empezó todo, nuestro pastor oró y compartió una breve reflexión para luego, dar lugar al tan anhelado momento.
Antes de decir las palabras que conllevan al "Yes, I do" nos dijimos nuestros propios votos, yo como buen paisa que "No" le gusta hablar, saqué las 6 tarjetas completamente escritas y le prometí cosas como: "Prometo que ocasionalmente dejaré de mirarte rayado cuando me digas que los jugadores del equipo de Grecia son lindos…" y "Prometo pedir a Dios, en cada oración, que te cubra, que te cuide y que esto que ambos estamos sintiendo mientras nos miramos, en estos momentos, aumente cada día, más y más… eso que la gente llama amor, ese amor, que solo proviene de Dios." Entre otras. Y entre lágrimas y sonrisas, ella dijo más de lo que yo pude haber dicho en todas las palabras. Soy esencial para ella, con eso, supo hacerme trozos y caer rendido ante sus palabras.
Tras unos minutos, se dijeron las palabras, "Esposo y Esposa, pueden besarse" y bueno, el resto se vuelve una historia para contar después con más detalles, fotos y con todo muy organizado.
Lo que puedo decir, es que todo salió como debía y que, en efecto, los novios somos quienes menos comemos en nuestra propia boda. Vale la pena estar al lado de quien amas por el resto de los días.
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