El matrimonio de Daniel y Paula en Villavicencio, Meta
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D&P
10 Feb, 2018La crónica de nuestro matrimonio
Los rayos del sol empezaron a filtrarse por la ventana, el calor de la tierra llanera empezaba a anunciar que había comenzado ¡mi gran día!
Eran las 8:00 de la mañana, estaba tranquila, feliz y a la expectativa; mientras esperaba que los estilistas llegaran a mi casa, terminé de organizar unos detalles esenciales que faltaban de la boda; por un lado, organizar el cofre de los anillos y, por otro lado, organizar y hacer el cuadro con el seating plan, ¡lo sé! ¡¿por qué haciendo eso a última hora?! ¡Por desjuiciada! Sin embargo, ¡mis lindas damas de honor vinieron al rescate y me ayudaron con esto! ¡Que bendición contar con unas amigas que estén dispuestas a todo!
¡Los estilistas llegaron! Empezaron a organizarme el cabello, el maquillaje sería después de arreglar a mi suegra, mi concuñada y mi madre; así transcurrió la mañana, entre secadores, brochas y maquillaje, sin embargo, algo empezó a afanarme, ¡mi mamá no aparecía! Ella estaba en el hotel donde sería la boda, pues ella fue la encargada de organizar toda la decoración, la llamé muchas veces y me pidió paciencia, hasta que por fin apareció, ¡tipo 13:30! Los estilistas también la estaban esperando para organizarla.
Seguir leyendo »Mientras yo estaba en ese proceso, mi amado llegó a la casa de al frente, necesitábamos que estuviera cerca de mí por cuestiones de fotografía, me cuentan que llegó muy nervioso, ¡que ni si quiera quiso comer! Sin embargo, el carisma de la fotógrafa le dio aliento, así lograron hacer las fotos de sus procesos de arreglo con los padres.
Después de estar maquillada y peinada, pudimos disfrutar un lindo momento con mi mamá y mi suegra, hicimos un pequeño brindis, ¡así pudimos lucir ante la cámara nuestras batas marcadas! Al terminar el brindis, me puse mi vestido, mis lindos zapatos, mis accesorios, estaba lista para dar el ¡sí!
Antes de salir, mis padres hicieron un lindo acto, ¡me dieron la bendición! Fue un momento muy emotivo, me puse de rodillas mientras mis padres oraban por mí; nos abrazamos y mi papá empezó a decirme unas palabras que ocasionar unas lagrimitas.
Llegue al Hotel del Llano a las 16:00, ¡todos me estaban esperando! El carro se parqueó a una corta distancia detrás de mi amado, él sabía que no podía voltear a mirar porque estarían unas damas de honor dispuestas a regañarlo por no cumplir aquello de no ver a la novia. Desde el carro empecé a escuchar la melodía del saxofón anunciando la entrada del novio y su familia, la emoción me llenó ¡y no aguanté! Me salí del carro para ver a lo lejos cómo entraba mi amado a la ceremonia; pasaron unos segundos y empezó a sonar la dulce melodía de mi entrada, ¡había llegado el momento! Mis lindas damas anunciaron mi llegada, detrás de ellas nuestro lindo pajecito con las argollas, ¡empezó mi camino! Tomada del brazo de mi padre y con la compañía de mi madre y mi hermano detrás de nosotros, mientras caminaba ¡no podía para de sonreír! Y todo porque fijé la vista en mi amado, me moría por ver su reacción al verme y mi corazón y alma se llenaron de alegría y ternura cuando vi que de sus hermosos ojos salían unas cuantas lágrimas.
En medio de cantos de aves, sonidos de las chicharras, un leve viento y unos calurosos rayos de sol, entonamos unas alabanzas para dar gracias a Dios por permitir esta unión, así mismo, escuchamos al pastor hablar sobre el matrimonio, no paraba de pensar en lo feliz que estaba siendo, cómo me alegraba el corazón saber que ese pastor es ¡mi abuelo! Y que hace unos años atrás eran mis padres los que estaban sentados en el altar escuchándolo. Después de las hermosas palabras de mi abuelo, nos pusimos de pie para realizar un acto simbólico, la unión de aceites; en una linda mesa estaban dispuestos tres envases, dos llenos de aceite y uno vacío, mi amado y yo depositamos nuestros aceites en el envase vacío, fue hermoso ver cómo los aceites se mezclaban y se unía, con esto, declaramos que el frasco vacío representaba a Dios, y que era Él quien iba a contener nuestro matrimonio, que Él sería el que permitiría que estuviéramos siempre unidos. Después de esto, tomamos nuestros votos, mi amado empezó a leerme sus promesas, ¡me sacó unas cuantas sonrisas y unas carcajadas a los invitados! Al leer mis votos, sentí una gran emoción que se reflejó en mi voz, parecía que iba a llorar, ¡pero no! Finalmente intercambiamos argollas, mi amado tomó de mi mano izquierda el anillo de compromiso para ubicarlo junto con la argolla en la mano derecha; y hasta que por fin escuchamos el tan anhelado "puede besar a su esposa". Jamás olvidaré ese tierno beso, pero más que eso, el abrazo de mi esposo, sentí que ese abrazo salió de todo su ser.
¡Un saludo a la nueva familia Salgado Vásquez! No nos faltaron abrazos, aplausos y buenos deseos.
Nos tomamos fotos con los invitados, aprovechamos los espacios de la zona campestre de la ceremonia; mientras los invitados pasaron a una zona para disfrutar de unos refrescantes jugos y unos deliciosos dulces, mi esposo y yo estábamos en nuestra sesión fotográfica, ¡fue fenomenal! El hotel cuenta con unas zonas verdes hermosas, entre ellas un bosque, al cual le sacamos provecho, ¡nos sentíamos como en un cuento de hadas!
Los novios también teníamos sed y ganas de dulces, por lo que fuimos a dicha zona, en dónde aprovechamos para compartir un rato con los invitados, en especial aquellos que no veíamos desde hace un tiempo por aquello de que vivimos en ciudades diferentes.
Nuestros invitados muy pacientes esperaron hasta el momento en que se les invitó a pasar al salón dónde sería la recepción, no antes sin dejar sus buenos deseos plasmados en un cuadro que hoy hace parte de la decoración de nuestra casa, así mismo, estuvieron muy atentos al seating plan. La canción Perfect de Ed Sheeran anunció nuestra llegada al salón, una lluvia de pétalos cayó sobre nosotros, muchos aplausos y sonrisas nos recibían, era un ambiente perfecto para abrazarnos y bailar suavemente, ¡amé ese momento! Y el que venía también, pues mi esposo me entregó a mi mamá para que bailáramos otro poco, ese fue nuestro baile soñado, con mi mami siempre lo hacíamos y soñábamos con el día en que lo pudiéramos hacer en la boda, ¡en ese momento fue inevitable contener las lágrimas!
El movimiento de los meseros por cada mesa entregando las copas anunciaba el inicio del brindis, mi papá nos dio unas hermosas palabras y una declaración de bendición tremenda ¡salud! Y a disfrutar de la cena.
Se empezaba a acabar el gran día, no sin antes recibir palabras de amor y cariño de algunos de nuestros invitados, ¡algunos nos hicieron lagrimear! Así mismo pudimos disfrutar de otro momento de canciones románticas y de un rato de diversión con el juego de los zapatos, aunque salí perdiendo porque las preguntas las formularon mis amigas y casi todas las respuestas apuntaban a mí. De momento, las luces se apagaron y anunciaron una sorpresa, ¡nuestros familiares habían creado unos videos para nosotros! Fue un hermoso y nostálgico momento, dónde las fotografías evidenciaban los momentos más felices de nuestras vidas. Mientras nuestros invitados disfrutaban de la deliciosa torta, expresamos nuestras palabras de agradecimiento por su asistencia, y también honramos a nuestros padres con un discurso para ellos. Finalmente, invitamos a las lindas solteras a participar del lanzamiento del ramo, fue de la forma tradicional, ¡lo lancé hacía atrás y una de las damas de honor se quedó con él!
A las 22:00 las personas empezaron a despedirse, comentando los felices que habían sido en la boda, lo cual nos alegró el corazón; aprovechamos para tomarnos unas cuantas fotos más con algunos de los invitados, nosotros estuvimos hasta el final, ¡pues en el mismo hotel sería la noche de bodas!
Nuestra boda fue mejor de lo que soñamos algún día, ¡mis padres se encargaron de que saliera todo como un cuento de hadas! Mi mamá se lució con la decoración, todo fue maravilloso, todo el tiempo estuve muy feliz, los invitados decían que estaba radiante, que mis ojos brillaban y que se notaba el amor que había entre los dos, y así es, ¡hay mucho amor!
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