El matrimonio de David y Wendy en Barranquilla, Atlántico
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D&W
10 Jul, 2016La crónica de nuestro matrimonio
Fue el día más maravilloso de mi vida. Sentí que la espera fue eterna mientras preparábamos todo. Pero cuando llegó el 10 de julio, las horas pasaron volando. Lo disfrutamos muchísimo. Valió la pena esperar. Valió la pena prepararnos para ese momento.
Mi esposo y yo nos encargamos de todo. Decidimos no contratar Wedding Planner para que todo quedara más personalizado, nos apersonamos de nuestra boda literalmente! Nos cercioramos de contratar muy buenos proveedores y dejar en sus manos gran parte de nuestra boda. Los fotógrafos, el decorador, los fuegos pirotécnicos, los músicos y el catering.
Por lo demás, nos encargamos nosotros con ayuda de familiares y amigos. Es una aventura preparar tu propia boda. Nunca se olvida todo lo que se hizo por tratar que todo saliera excelente. Se disfruta cada detalle y se comparte en pareja cada decisión. Fue lo mejor que pudimos hacer. El amor con el que hicimos todo se notó en nuestra boda.
Nuestro día comenzó con una serenata de mi amado esposo en la madrugada. Me llevó un mariachi a mi casa y me dedicó unas canciones hermosas. ¡Lloré de la felicidad! Dios me premió con el gran hombre que preparó para mí.
Seguir leyendo »Luego, los preparativos, que nervios sentía cada vez que el reloj avanzaba. El peinado, el maquillaje, las uñas, el vestido. ¡Dios mío! Muchas cosas en tan poco tiempo, pero que lindo sentir ese nervio, porque va acompañado de felicidad, esperanza y mucho amor.
Mi boda fue en la tarde a las 4:30pm. Fue una ceremonia muy íntima solamente 60 invitados. Principalmente nuestras familias y los más íntimos amigos. Mis padres y mi hermano me ayudaron a vestirme y preparar mi look de novia. Es un momento mágico que debes compartir con tu familia recibiendo la bendición de los tuyos.
La ceremonia fue maravillosa! El pastor que nos casó es gran amigo nuestro. Nos dio muchos consejos a través de la Palabra de Dios previo a la boda. Él fue quien nos orientó en nuestras clases prematrimoniales y sigue atento de nuestro matrimonio para darnos consejos llenos de sabiduría de nuestro Dios. Ha sido ejemplo y apoyo en nuestra relación como esposos.
La música estuvo a cargo de nuestros amigos. ¡Nada mejor que eso! Se notó el amor y el cariño con el que cantaron. Mi esposo me dedicó una canción (Contigo yo me siento como un héroe, Jesus Adrían Romero) y unas hermosas palabras. Yo tampoco podía quedarme atrás, junto con una gran amiga le canté frente a todos los invitados (Amarte es un deleite, Abraham Velásquez). Todos lloraban de alegría y nos aplaudieron al final. ¡Fue hermoso!
Luego, bailamos juntos dos canciones (Tu poeta y Así es nuestro amor, de 20/20). Una sorpresa para nuestros invitados y nuestros padres fue que al terminar de bailar proyectamos un vídeo con fotos de momentos especiales con nuestros padres y familias. Mientras se proyectaba el vídeo buscamos a nuestros padres donde estaban sentados y los invitamos a bailar con nosotros. Las lágrimas salían de sus ojos! Fue hermoso! Mi esposo bailaba con su mamá mientras yo bailaba con mi papá, los invitados no dejaban de aplaudir llenos de alegría.
Después, mi esposo me dejó a mí con mi papá y se sentó con mi suegra. Bailé sola con mi papá la canción Hija de Abraham Velásquez. Papi me abrazaba con tanto cariño mientras bailábamos. Es una canción muy hermosa y precisa para ese momento tan especial.
Finalmente, los fuegos pirotécnicos, fue un espectáculo maravilloso. Así despedimos a nuestros invitados, contentos y muy complacidos! Tomamos una foto con todos nuestros invitados. ¡Espectacular!! Además, no usamos el tradicional libro de firmas, lo convertimos en un árbol de firmas donde cada invitado ponía su huella con colores y firmaba. Había un estante con piedras y marcadores donde los invitados pasaban a dejar sus mensajes y buenos deseos. Ellos se sintieron muy importantes en nuestra celebración. Los recordatorios fueron unos solitarios con una flor y un mensaje de gratitud.
Fue un día especial cargado de muchos momentos maravillosos. Mi esposo y yo no dejamos de ver las fotos y recordar cada segundo! ¡Aún conservamos las piedras con los buenos deseos y los mensajes de nuestros invitados!
La luna de miel fue en Cancún, México y luego en San Andrés, Colombia. Hoy somos más que felices llenos de esperanza y mucho amor. ¡Dios sigue siendo el centro de nuestra relación que será para toda la vida!
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