El matrimonio de Diego y Jennifer en Bogotá, Bogotá DC

Cuando empezó la ceremonia y empieza a sonar la marcha nupcial solo seguí adelante con una sonrisa en la cara, cuando vi a Diego solo pensaba "Ahí está, que bello se vé, con él lo que venga" cualquier síntoma de nervios mágicamente desapareció al verlo. Estaba muy feliz y tranquila porque quien me esperaba en el altar era el hombre de mi vida, con quien había compartido 5 años llenos de alegrías y aprendizajes, por el contrario mi esposo se puso muy nervioso, lloraba de felicidad desde el momento en el que me vió entrar a la iglesia, fue algo muy bello. Además ver la alegría de mi papá al entregarme y escuchar las palabras tan conmovedoras de mi suegra es algo que siempre llevaré en mi corazón.

La misa estuvo genial, el sermón muy apropiado y sentido, mi sobrina de 9 años leyó uno de los pasajes bíblicos, mi favorito (Corintios 13) y fue muy especial. Después de declararnos esposos con la bendición de Dios y de las fotos fuimos a la recepción, dieron un video que hicimos en donde agradecíamos por la asistencia de los invitados y mostrábamos fotos y vídeos nuestros de una forma diferente, después siguió el vals y el brindis. Mi suegro empezó con unas palabras muy conmovedoras, después seguimos nosotros y continuó mi mamá en donde recordó a mi abuelo fallecido de una manera muy bonita. Luego continuaron personas que no pensé que hablarían porque me aseguraron que probablemente no lo harían, como mi papá, mi hermano y mi sobrina, algo muy lindo.

Siguió la cena y la entrega del ramo y de la liga, junto con la entrega de un regalo de una rifa para las personas que habían acertado en un test en la página de Matrimonio.com.co que hicimos, y después finalizamos con el postre y la entrega de recordatorios que fueron semillas. No hubo rumba por temas de presupuesto, pero la pasamos felices y sabemos por las caras de nuestros invitados que también, una boda no es la rumba, el trago o el lujo, es ese momento de unión entre dos personas y de nuestras familias.