El matrimonio de Federico y Yesenia en Barranquilla, Atlántico

Todo salió como lo teníamos planeado, tanto así que a las 5 ya yo estaba prácticamente lista para salir y mis damas estaban terminando de arreglarse, mi papá ya había llegado con los ramos y botoniers, mi cuñado ya tenía el carro decorado y listo para salir, el fotógrafo ya estaba en lo suyo y mi esposo ya estaba en su habitación alistándose.

Luego de las 6 comenzamos a alistar todo para poder salir sin contratiempos, entregué a cada dama sus ramos y les encomendé los anillos, el cojín de los anillos, la canasta de pétalos y el letrero del pajecito, una cosa para cada dama para que no se nos quedara nada. Según el cronograma debía estar en la iglesia a las 6:45 pm ya que la misa comenzaba a las 7:00 pm y yo no podía llegar tarde.

Les confieso que ya cuando fueron las 6 de la tarde me entró una ansiedad increíble, ya yo estaba lista y quería irme, ya quería estar en la iglesia y dar el sí, sin embargo, aún era muy temprano y debía esperar que el fotógrafo volviera a la habitación. Estaba tomándole fotos a mi esposo y cuando llegó tomó otras fotos más.

Mientras esperaba la hora de salir, alguien tocó la puerta y fui a abrir y ¡era mi esposo! Casi nos vemos, todos gritaron y me logré esconder detrás de la puerta, el fotógrafo aprovechó y nos tomó unas fotos que verán más adelante. Luego de que mi esposo se fuera rumbo a la iglesia salí yo, llegué y faltaban 2 de 3 pajecitos, respiré profundo y dije si no están, no están y listo, pues ya quería entrar. A los 5 minutos llegó una pajecita y ya eran las 7 en punto, se organizaron y por fin bajé del carro.

Se imaginarán la emoción que tenía, iba caminando rápido y todo, durante toda la ceremonia miraba a mi esposo y me parecía surreal, estábamos viviendo el sueño que tanto esperamos. La ceremonia terminó y ya éramos marido y mujer, las lágrimas se me querían salir pero las aguanté, después de ahí todo fueron abrazos y felicitaciones, un par de fotos y luego rumbo al hotel a tomarnos otras juntos.

Llegamos luego al salón y ya estaba todo listo para entrar, entramos y el ambiente era todo felicidad, bailamos nuestra canción “Por el resto de mi vida” de Andrés Cepeda y luego el vals, algo muy corto. Después hicimos el brindis y mi papá y una tía de mi esposo nos dieron unas hermosas palabras, luego vino la cena y comenzó la fiesta, tuvimos una orquesta que tocó en 2 tandas y un grupo de millos para la hora loca. Nos la gozamos de principio a fin, canté, bailé, grité y me divertí como nunca. Fue un día maravilloso, pero lo mejor de todo más allá del vestido, las fotos, la cena o la fiesta es que hemos comenzado una nueva etapa llena de amor con la bendición de Dios.

Me extendí demasiado, pero como no hacerlo con un día tan especial.