El matrimonio de Iván y Aida en Bogotá, Bogotá DC
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I&A
05 Mar, 2017La crónica de nuestro matrimonio
Boda de cuento de hadas.
Ese día me levanté muy nerviosa y tensionada, llevábamos dos meses planeando el matrimonio y soñándolo por más de un año, luego de dos años de noviazgo sólido llegó el momento de la boda. Él se fue muy temprano a la hacienda El Trebolito en la vía Guaymaral y yo fui a un salón de belleza cercano a mi casa, allá llegaron el fotógrafo y el camarógrafo a registrar cada uno de los momentos. Como no estoy acostumbrada a maquillarme me sentía extraña, pero ya cuando llegaron mis padres, hermanos y mi sobrino quien fue el paje todo se fue calmando.
A las dos de la tarde ya con todo listo llegó el carro clásico, un Ford de los años treinta, con su imponencia para llevarnos al lugar de la boda al paje que estaba vestido al estilo antigüo y a mí, en él nos fuimos los dos. Mis padres se adelantaron para llegar antes y saludar a los invitados. Al llegar todo salió según lo planeado: se hicieron sonar las campanas de la capilla y entramos en el carro clásico hasta el punto donde me esperaba una calle de honor fuera de la capilla, hombres a la derecha y mujeres a la izquierda, nos bajamos mientras el saxofonista interpretaba una canción especialmente elegida para el momento, mi papá me recibió y caminamos hacia la entrada de la capilla donde nos esperaba mi novio y su mamá. El momento de la entrega fue muy emotivo, mi padre se emocionó mucho hasta las lágrimas, le coloqué el botonier a Iván Darío, mi novio y él me entregó el ramo con un “Te Amo”. Aunque nuestra boda era civil celebramos una eucaristía con bendición de argollas, la cual fue presidida por el padre Norberto de Zipaquirá, fue muy agradable, con un mensaje lindo, hizo la bendición y nosotros intercambiamos votos y nos colocamos las argollas. Al finalizar nos tomamos unas fotografías con el sacerdote y enseguida ingresó el notario, quien también hizo una ceremonia agradable, sin acartonamientos y permitió decirnos unas palabras de entrega que conmovieron a los invitados, al final le dio la palabra a los padrinos quienes nos manifestaron su amor y sus buenos deseos.
Seguir leyendo »Caminamos hacia la salida y en la puerta tuvimos un disparo de venturi con papeles brillantes, allí los asistentes tuvieron la oportunidad de felicitarnos individualmente, nos tomaron fotografías con las capillas (porque hay dos en la hacienda), con el carro y cada una de las familias. Luego nos dirigimos al jardín donde junto a la fuente estaba la mesa del pastel y la decoración vintage con la palabra LOVE a gran escala y un camino de pétalos de rosas que nos conducía allí, mi mamá dijo unas palabras muy emotivas y brindamos.
Posteriormente el coordinador del evento dirigió a los invitados a pasar por el camino de arcos hacia el salón de la recepción, camino donde los invitados tuvieron la oportunidad de ver colgadas en las enredaderas 100 fotografías de nosotros tomadas en el transcurso de nuestro noviazgo. Al llegar al salón con lista en mano se les fue ubicando a los invitados en sus lugares, que estaban debidamente marcados con los "Bienvenidos" y nombres de cada uno de ellos y en las mesas estaban los marcadores de ellas con nombres algunas canciones (en lugar de números).
Mientras los invitados ingresaban al salón, los novios tuvimos sesión de fotos en los diferentes espacios especialmente decorados en estilo vintage y enseguida nos dispusimos a entrar al salón por un costado diferente al de los invitados, nuevamente con sonido de saxofón ingresamos al salón y nos dispusimos a bailar el vals con nuestros padres, padrinos, hermanos y un par de personas especiales más, para finalizar nuevamente bailando juntos con otro disparo de venturi mientras todos aplaudían.
Llegó el momento de la fotografía con los grupos de personas de cada mesa y la comida que era elegantemente servida con perfecta coreografía de los meseros. Durante la comida sonaron las canciones que nos habíamos dedicado desde que comenzó nuestro noviazgo. Al finalizar la comida y el ponqué teníamos una sorpresa preparada, mi esposo interpretaría dos canciones para mí, lo cual era algo muy lindo y las familias están acostumbradas a verlo cantar porque es uno de sus pasatiempos. Lo que nadie sabía, ni siquiera él, era que yo también cantaría y por acuerdo con el coordinador del evento él tomó el micrófono al finalizar la primera canción de Iván Darío y lo colocó sobre la mesa frente a mí, entonces me puse de pie, comencé a cantar desde la mesa y luego caminé hacia la pista donde terminé la interpretación que además de sorprender le arrancó lágrimas a muchos de nuestros amigos y familiares.
De ahí en adelante bailamos con canciones antiguas hasta el final. La rifa del ramo se hizo convocando a las solteras, quienes debían tomar la punta de unas cintas aparentemente colgadas del ramo que yo sostenía a dos manos y la ganadora era quien tuviera su cinta amarrada a mi anillo, la ganadora fue la sobrina de mi mejor amiga. En cuanto a la liga mi esposo sostuvo un ramillete de flores y los solteros debían tomarlas, el ganador era quien tuviera la flor de tallo cortado y el favorecido fue el tío de mi esposo.
Después de ese día no hemos parado de recibir mensajes de felicitación por cómo salió todo y por cada uno de los detalles. Un momento irrepetible.
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