El matrimonio de John y Caro en Tenjo, Cundinamarca

La crónica de nuestro matrimonio

¡Llegó el gran día!

Fueron las primeras palabras que me llegaron a la mente, apenas desperté, tras negarme que no tenía nervios, me desperté a las 4 am y miraba la hora cada 15 min, (eso decía todo lo contrario) Ya teníamos todo calculado, rutas, pasajeros, quién recogía a la dama, quién lleva el corbatín, todo, todo. Sabíamos que el trancón iba a ser monumental y aun saliendo con tiempo, íbamos retrasados y, más que nervios era la ansiedad porque todo se diera a tiempo. Llegamos a la finca y el equipo de maquillaje ya estaba instalado, hasta ahí todo iba tranquilo, nervios controlados. Cuando me di cuenta, el tiempo había volado y ya me estaba colocando el vestido y lista para ir camino al altar. Había sido un día muy anhelado, los nervios desaparecieron y todo lo que había era una felicidad absoluta en mi corazón que sobrepasó todo.

Disfruté al máximo cada paso que di al altar, estrechar la mano de papá, vernos y sonreír de felicidad. Celebramos una ceremonia muy emotiva y llena de reflexiones para las familias, posamos y posamos cuantas veces pudimos, las sonrisas para las fotos florecían naturalmente. Recibir los abrazos y felicitaciones de tu familia y amigos, no tiene precio. Fue día perfecto, desde el inicio hasta el fin, lleno de emociones, felicidad, alegrías y la satisfacción de un proyecto cumplido. Que finalizó con la siguiente frase: (Chocando las palmas) le dije a mi esposo ¡somos un gran equipo!