El matrimonio de José y Jazbleidy en Barranquilla, Atlántico

Desde que el día 16-09-2016 salió el sol y calentó como nunca antes, desde allí comenzó, mi corazón comenzó a latir a millón, sentimientos encontrados, lágrimas de emoción y felicidad, era algo realmente indescriptible, porque efectivamente Dios había escuchado nuestras oraciones.

Desde muy temprano comenzaron arreglarme, las uñas, el cabello, la gran mayoría del tiempo me la pase en el salón de belleza, el novio me llamaba cada 5 minutos, supongo yo que eran los nervios que tenía ese día, y no solo eso, quería que le enviara fotos para ver cómo había quedado, Pasaban las horas, pasaban los minutos y se acercaba ese gran momento que tanto habíamos esperado.

Mis damas de honor corrían ese día, estaban igual o más estresadas y nerviosas que el novio, ya que habíamos organizado una entrada especial y diferente a lo que comúnmente se ve en mi ciudad. Sus vestidos eran hermosos, los caballeros se veían preciosos. Todos los invitados están realmente maravillados con todo lo que estaban espectando, observando, el lugar, el vestido, la entrada, los pajecitos, ¡en fin! Todo parecía como de película!

Llegó ese momento y el novio estaba esperándome en el altar, y cuando inició la ceremonia increíblemente mi corazón comenzó a latir cuan nunca jamás, creo que cuando me vio sintió lo mismo, pues su rostro lo delato totalmente.

Un día lleno de estrés, y correndillas mágicamente se transformó, en felicidad y amor; Cuando culminó la ceremonia, el primer baile como esposos fue una canción muy significativa y especial en nuestra relación " All of me", todos espectando, asombrados de ver cuánto amor y felicidad irradiaban los novios en su gran noche, el novio le cantaba a grito herido su canción a la novia, tanta fue la emoción que hasta lloró.

El l vals que bailé con el novio y los invitados fue diferente al tradicional de mi país, escogimos el "Vals de las Mariposas". No solamente eso el lugar que escogí se prestaba para que fuera una velada extraordinariamente romántica, poco común y difícil de olvidar, esa noche tuvimos una serenata con la melodía sutil, romántica y delicada de un saxofón. Los invitados, familiares y amigos estaban increíblemente emocionados y nosotros aún más.

Sin duda alguna es un día que jamás olvidaré, quedó registrado para toda la vida y todo fue resultado y consecuencia de nuestras oraciones a Dios.