El matrimonio de Luis y Andrea en Duitama, Boyacá
De noche Invierno Rosado 2 profesionales
L&A
24 Mar, 2018La crónica de nuestro matrimonio
Y sin pensarlo, los días se convirtieron en horas, las horas en minutos y pasó el tiempo en un abrir y cerrar de ojos. Era tan mágico todo lo que imaginaba, lo que soñaba, estaba materializando mi gran día. Por instantes sentía que me quedaban cosas pendientes, pero era por la ansiedad del momento. Los preparativos los quería tan personalizados, tan nuestros, que no había trasnocho en vano, cada instante tan valioso para que todo saliera a pedir de boca. Después de contactar miles de proveedores, encontré los que se adaptaban a nuestras peticiones, a nuestros gustos, a nuestro sueño y sí, cumplieron nuestras expectativas.
Siendo muy de mañana, el sábado 24 de marzo, recibí el mejor de los buenos días, muy cálido, muy amoroso, recordándome que siempre contaría con su voz y su apoyo… es el “buenos días” de mi madre, ella tan especial como siempre. Agradezco infinitamente a Dios por su presencia. Lloramos, reímos y nos dimos el mejor de los abrazos, un abrazo de apoyo, que siempre, a pesar de la distancia, estará presente.
Seguir leyendo »Luego de tantas emociones encontradas tenía mi cita de belleza a las 9 am, el salón donde la magia y los artífices estaban prestos para dejarme tan radiante para mi gran día. El ritual empieza con limpiezas faciales, masajes capilares, manicura, pedicura, mejor dicho, todo para estar impecable. Mi madre y mi suegra fueron al salón y allí también realizaron su ritual, quedaron hermosas y ya quería ver mi resultado final. Por fortuna no estaba ansiosa, estaba tranquila y muy feliz. Los fotógrafos llegaron y realizaron las tomas correspondientes, luego muy prestos se fueron al apartamento de mi futuro esposo para realizar su registro. Para esas fotografías pedí a mi cuñado que le entregara a mi futuro esposo una carta y un detalle (el reloj), la carta con doble intención, tenía un mensaje donde le decía que este era el final, pero también el inicio; final de nuestro noviazgo, pero inicio de nuestro nuevo nosotros. Con el mensaje y el detalle empezaron las sorpresas. Estando listo mi maquillaje y peinado me dispuse a colocarme el vestido, por tiempo tuve que alistarme en la peluquería, pero bueno, incluso fue mejor que alistarme en casa, porque conociéndome me tomaba mi tiempo, me relajaría y se me haría tarde. Ese era tan mágico, no lo podía creer, eran las 3 de la tarde y ya estaba lista (me sentí con una medallita de un 10 por puntualidad).
Faltando 15 minutos para las 4, mis padres y mi hermano me estaban recogiendo, nos vimos, nos emocionamos, pero yo no lloré (no sé si fue bueno o malo, me sentía un poco pasmada, porque no se me aguó el ojo en lo más mínimo, pero sí le pedí mucho a Diosito de estar tranquila para este momento tan especial).
Y faltando 5 para las 4 estábamos frente a la iglesia esperando la señal, el “Ya pueden subir”. Mi futuro esposo estaba tan ansioso… yo no entraba y la familia e invitados ya le habían comentado que yo ya estaba afuera y se le hacía extraño porque no subía. Cuando por fin nos dieron luz verde, subimos con mis padres y mis pequeños pajecitos… una sensación tan de tranquilidad, de paz, me embargó y dejó que todo fuera tan especial, que sentí subir esas escaleras flotando, no sé cómo, pero ahí estaba, en la puerta, viendo a mi dentro de poco esposo, elegante, tan churro, tan diferente, pero a la vez tan espiritual. Nos encontramos en el camino al altar, nos miramos fijamente, él aguó sus ojos, yo sonreí, se sentía tanta paz, tanta calma, el tiempo se detuvo y solo sus padres, mis padres y nosotros estábamos allí, esa felicidad infinita es indescriptible.
Pedí al coro que no hubiese marcha nupcial, sino que interpretaran una canción que en algún momento se la dediqué, “Bendita la luz” de Maná en violín, sonó maravilloso, pero de la emoción mi futuro esposo ni cuenta se dio. La ceremonia religiosa fue maravillosa, definitivamente el lugar y el señor obispo que la ofició hicieron de esta unión algo muy espiritual, algo muy del corazón, un momento de los que erizan la piel y generan un hueco en la panza al recordar lo hermoso que fue, siempre de la mano de mi prometido, sintiendo su presencia corporal y espiritual. El mensaje del sermón casualmente aplicó a nuestras profesiones como ingeniero civil y arquitecta, a construir una relación sólida, un hogar sólido con buenas bases que sea digno ejemplo ante la sociedad, nos encantó muchísimo. Luego la bendición de arras y argollas de igual manera fue muy especial, ahí si veíamos los nervios con las manos temblorosas, pero bueno, poco a poco rompimos el hielo.
Al final de la ceremonia algunas fotografías se tomaron y luego nos dirigimos al salón de la recepción donde los invitados poco a poco iban llegando para esperarnos. Mientras tanto tomamos otras fotografías y nos preparábamos para ingresar al salón, con aplausos y la felicidad de nuestras familia y amigos fuimos recibidos. El salón estaba bellísimo, la decoración muy elegante, sencilla pero muy sobria, lo soñado fue ejecutado y nos gustó. Pasamos al baile de los esposos “Can’t help falling in love” con la versión de Elvis y fue tan romántico, nos encantó. A continuación, vinieron las palabras de nuestros padres y padrinos y algunos familiares que quisieron decirnos algún mensajito, también el brindis y la apertura a la noche de celebración. La cena estuvo deliciosa, el ponqué no querían partirlo por lo novedoso que fue, pero bueno, fue el postre de la noche y al tiempo fue un hit, delicioso y novedoso (insisto). Después de las 11 empezamos con las rifas de rutina, ramo, azahar y liga, fue muy divertido, el ramo se rifó con las cintas (los asistentes no sabían de esta opción de rifa y les gustó mucho, algo diferente) y la liga y el azahar con los zapatos de los solteros y un baile sexy a la novia.
A continuación, vino la hora loca y hubo música de todo tipo, eso ayudó para que todos los invitados estuvieran bailando y no en las mesas aburridos. Todo esto duró hasta las 2:30 de la mañana, poco a poco los invitados iban saliendo y pocos se quedaron acompañándonos, de tantas cosas a esa hora empieza el cansancio y hasta ahí fue nuestro gran día (claro, el inicio de los “gran día” que vienen a partir de ese momentoA partir de este momento empiezas el mejor de los caminos, una de las mejores etapas de la mano de tu esposo, amigo, ¡compañero de viaje!
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