El matrimonio de Luis Fernando y Sandra en Zipaquirá, Cundinamarca

La crónica de nuestro matrimonio

El día comenzó sin contratiempos, desayuno y luego baño para salir hacia la peluquería con damas de honor y mi madre. Mientras a ellas las iban maquillando y peinando comenzaron conmigo sobre las 12 del día. Sobre la 1:30 pm, cuando ya habían iniciado mi maquillaje llegó el fotógrafo para tomar las primeras fotos maquillándome, luego el peinado y cada vez me iba viendo como quedaba, tal cual como me había imaginado, el tocado y el velo. Mi hermano llega por mí a la peluquería y salgo hacia la casa a cambiarme. Pasaba el tiempo muy rápido, que la foto del vestido, que la foto de las argollas, que la de los zapatos, que de esto y lo otro y ya llegaba la hora.

Tengo una camándula que me regaló una monjita y que no sé porque quería llevarla conmigo. El caso fue que cuando me estaban maquillando escuché como si estuviera lloviendo, entonces en ese momento sin poder mirar si realmente estaba lloviendo comencé a rezar el rosario. Cuando ya pude mirar me di cuenta que no estaba lloviendo, por el contrario, estaba haciendo un día esplendoroso. Cuando llegué a la casa con todo el ajetreo que ya les conté, se me perdió la camándula y faltando 10 minutos para la ceremonia tenía a todo en la casa buscando la camándula. Dije: “no salgo de acá hasta que no la encuentre”. Finalmente la encontramos. Menos mal que al novio también le había pasado un percance lo que no nos retrasó ni a él ni a mí porque hasta el curita no estaba listo.