El matrimonio de Miguel Ángel y Gissel en Bogotá, Bogotá DC

La crónica de nuestro matrimonio

Mi boda, un sueño hecho realidad. Toda mi vida desde que tengo memoria soñé con este gran día, tal vez para muchos casarse no está en sus planes y no está mal, pero en mi caso es diferente. Soñé con encontrar esa media naranja, esa alma gemela, el idóneo, el hombre con el cual compartiría mi vida para siempre y lo encontré. Estaba sentado frente a mí con su hermosa sonrisa, solo bastó un hola para comenzar nuestra historia de amor. Ahora heme aquí frente a ti y ante los ojos de Dios realizando el pacto más importante de nuestra vida. Donde te prometo que aun cuando llegue la tempestad y tengamos que pasar por desiertos seguiré contigo a tu lado sin desfallecer. Trabajaré de tu mano para que nuestro amor nuca se apague, si no que su llama se avive siempre y sea la luz que ilumine nuestro caminar y el de nuestros Hijos. Te prometo que, aunque pasen muchos años te amaré por siempre amor mío. Te prometo que seguiré siendo quien te haga reír con tantas concurrencias y bobadas. Te prometo que buscaré la forma de verte feliz todos los días hasta los días más grises. Te prometo que lucharemos juntos por ese propósito que Dios nos ha dado para compartir. Te prometo que nunca nos iremos a dormir enfadados y haré todo lo que pueda para desenfadarte siempre. Te prometo que iremos juntos a conocer nuevos lugares por todo el mundo. Te prometo que la sinceridad, el respeto, la pasión y el amor sean siempre los valores que sustenten nuestro hogar. “Hagamos de nuestras manos una sola mano. Hagamos de nuestros corazones un solo corazón. Hagamos de nuestra promesa la última promesa y que solo la muerte nos separara”.