El matrimonio de Mikhail y Diana en Subachoque, Cundinamarca

La crónica de nuestro matrimonio

El día de la boda salí muy temprano desde Cajicá hacia Subachoque. Pasamos por los estilistas y llegamos a la hacienda. El día estaba frío y nublado y me preocupaba que lloviera, mientras tanto el wedding planner estaba ya en sus labores de decoración.

Mientras me arreglaban e hicieron pausa, aproveché para meditar un rato. Llegó el momento de vestirme, llegaron los fotógrafos a hacer varias tomas, ya estaba más emocionada de que se acercara el momento.

Salí en el carro que le dio vuelta a la hacienda, llegué con los pajecitos y empecé a caminar con ellos. Ya todos los invitados estaban de pie esperándome y mi novio estaba de espaldas esperando la indicación para girarse. Al llegar a la mitad del pasillo, él se acercó y ambos con nervios nos miramos, levantó mi velo y sonreímos muy felices, sus ojos brillaban.

Caminamos para iniciar la ceremonia, muy emotiva, la música espectacular, nos ubicaron de frente al público, lo cual me pareció muy original y especial, que todos pudieran ver qué pasaba. Luego algo impresionante pasó, justo cuando mi novio puso el anillo en mi dedo, el sol salió y nos alumbró por esos momentos, como una bendición, y luego volvió a ocultarse.