El matrimonio de Omar Alexis y Keyli en Cúcuta, Norte de Santander
Rústicos Verano Morado 3 profesionales
O&K
08 Jul, 2017La crónica de nuestro matrimonio
Mi cuenta regresiva empezó una semana antes del gran día, salí a vacaciones laborales y tuve suficiente tiempo para finiquitar detalles como: recoger el vestido, recoger las argollas, escoger los accesorios, ir a la floristería. Contraté la música dos días antes, ¿pueden creerlo? Terminé el expediente matrimonial, prueba de peinado, me hice las uñas un día antes e hice los últimos pagos de los proveedores. La noche anterior a la boda dormí plácidamente cosa que no me esperaba, creo yo que fue por el cansancio de haber dejado todo listo para que el día siguiente no hubiera percances.
Llegó mi día soñado. Me levanté a las 6:00 am pues mi ahijado estaba de cumpleaños ese mismo día, así que le llevé un desayuno sorpresa y recibí un lindo mensaje de mi fe, pues ese día era nuestro sexto aniversario. Cuando regresé a casa, desayunamos en familia y me dio mucha nostalgia pues sería mi último desayuno como soltera en casa de mis padres. La mañana transcurrió tranquila, la verdad tuve mucho tiempo de sobra, en cambio mi fe sí estaba recogiendo el ponqué y llevando las cosas que teníamos en casa para el sitio de la recepción. Solo hablábamos por teléfono y cuando venía a la casa yo salía corriendo para donde mi vecina para no vernos.
Seguir leyendo »Llegó el medio día, el almuerzo sí fue un caos, la gente iba y venía, creo que almorcé sola. Después me di un gran baño y los nervios aparecían poco a poco, pues ya me estaba haciendo a la idea que el día había llegado. 2:00 p.m. los maquilladores, super puntuales llegaron, empezaron con mi mamá, mi suegra y poco a poco iban haciendo avances conmigo; cuando ellas estuvieron listas solo quedé con mi mamá y me empezaron a arreglar de lleno solo a mí. Creo que todo el día estuve anonadada porque no recuerdo haberme estresado, es más, no estuve pendiente ni de la decoración ni de nada, solo tenía en mente: “debo quedar hermosa para mi gran cita”. Mientras tanto aproveché y le envié un mensaje a mi fe: “Amor mío, ya me estoy arreglando para una de las citas más importantes que hemos tenido, hoy te diré que sí para toda la vida ante Dios, nuestras familias y amigos. Te amo con todo mi corazón, gracias por estar a mi lado y demostrarme que el amor se trabaja se lucha y sí existe. Feliz Aniversario número 6. Seré puntual a la hora que acordamos y por si hay mucha gente y no me ves, soy la de vestido blanco”. La nota iba con un reloj que marcaban las 7:00 pm hora de nuestra ceremonia.
Los fotógrafos llegaron a las 5:00 pm, pero yo estaba lista así que no pudimos hacer tomas del momento en que me arreglaban, así que se fueron a donde estaba mi fe para hacerle las tomas a él de la bendición y arreglándose con sus amigos, pues mi fe llegaría más temprano a la iglesia para estar pendiente de los detalles, ya que había una misa antes de la nuestra y había que hacer unas cosas.
Cuando regresaron los fotógrafos ya todos estaban listos y habían llegado dos damas. La tercera y más importante tuvo un percance y llegó a la iglesia. Empezaron a hacer tomas de los detalles míos, y cuando me empecé a vestir sudaba hasta más no poder, creo que eran los nervios. Llegó el momento de la bendición, muy emotivo. Mis papás dijeron unas palabras hermosas y los tres lloramos.
La iglesia quedaba como a 10 minutos de mi casa, entonces el recorrido fue corto. Cuando llegamos la misa anterior no había terminado así que esperamos en una esquina. Ahí perdí la noción del tiempo, no sabía qué hora era, lo único que escuchaba a mi padrino decir era que tenía hambre, que comiéramos pizza. La misa que debía comenzar a las 7 pm empezó a las 7:45, no sé por qué, así que la novia quedó como la impuntual.
Primero entró el cortejo nupcial, nos hicieron calle de honor luego los pajecitos, que estaban hermosos y, por cierto, se portaron super bien en la iglesia. Cuando entré sonó la marcha nupcial, cuando escuché el saxofón empecé a llorar, pero tomé fuerzas, detuve mi llanto y seguí del brazo de mi padre a los brazos de mi amado. Cuando lo vi me enamoré más, él no era capaz de sostenerme la mirada, solo apretaba los labios deteniendo el llanto y, al saludarme, casi me da un beso en la boca. Yo inmediatamente le corrí la cara y le coloqué la mejilla. En video se ve feo, pero para mí fue muy gracioso, los nervios le jugaron una mala pasada.
La iglesia estaba llena, la misa estuvo hermosa, creo que duró 1 hora, pero para mí se detuvo el tiempo y fui muy feliz, hasta el padre estaba nervioso. Pues nos casó, nos declaró marido y mujer, nos besamos y al rato se acordó de las argollas y las arras. A la salida, ya como esposos, nos lanzaron arroz y pétalos. Todos nos felicitaban y nosotros más felices que nunca.
En la entrada de la recepción había una mesa con un baúl y hojas con un letrero que les proponía a nuestros invitados dejarnos un mensaje con sus buenos deseos. Estas cartas las abriremos una a una, cada cumplemes y, al cumplir nuestro primer aniversario, leeremos las restantes, esto como significado de las bodas de papel.
Al llegar queríamos tomar las fotos oficiales inmediatamente pues los invitados y nosotros estamos con el mejor look, pero el problema fue que la gente se tardó en llegar al lugar porque se fueron a buscar comida. Ese fue uno de los primeros percances. Al momento del brindis no aparecían las copas y para el primer baile teníamos preparado un show, pero yo no contaba que el piso era muy rústico y no se prestaba para hacer un baile con vestido de novia y en tacones, así que a última hora lo descartamos y solo bailamos nuestra canción “Nunca pensé” de Rocío Madrid. El vals con nuestras familias fue muy especial, pues bailé con mi abuelo de 95 años y me dijo que estaba muy orgulloso de mí, que era la primera nieta que se casaba… tiene una memoria muy prodigiosa.
Sirvieron la comida, todos quedaron encantados con la carne pues es la especialidad del restaurante. Los niños tuvieron cajita feliz con nuggets de pollo. Mi ya esposo y yo, de un lado para otro, hablando con los invitados y saludándolos se nos olvidó comer. Cuando nos sentamos la gente ya estaba bailando. Dejamos la comida servida y nos fuimos a bailar, la gente se gozó hasta la hora loca cuando nos dimos cuenta eran las 3 am. Poco a poco se fueron los invitados, nosotros fuimos los últimos en irnos del lugar. Por el camino recordamos todo lo que había sido nuestro gran día y quedamos con ganas de repetirlo.
En resumidas cuentas, todo valió la pena: cada cotización, cada reestructuración, el esfuerzo de cada uno hasta el sacrificar la luna de miel por tener a las dos familias reunidas. Como en todo hay detalles que se salen de las manos como los tiempos u otras cosas, pero lo importante es relajarse dejar que las cosas fluyan y disfrutar de cada instante. El día se acaba en un abrir y cerrar de ojos, ahí te das cuenta de la importancia del tiempo, ya después hablando con los invitados todos coinciden en que la pasaron genial, que todo había superado sus expectativas y quedaron super contentos con la atención recibida. Cada uno nos cuenta una anécdota diferente, es muy emotivo escucharlos y yo, más que feliz de despertar cada día al lado de mi esposo, el hombre que Dios eligió para mí y al que amo con todo mi ser.
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