El matrimonio de Randy y Liceth en Cartagena, Bolívar

De tanto preguntar e indagar con proveedores por fin teníamos una fecha; sería el 6 de febrero de 2016, con todos los preparativos la tan anhelada fecha para los dos y nuestras familias llegó y con ella todos los afanes el itinerario de la boda era el siguiente:

Mi novio que tiene un sazón inigualable, él es ingeniero pero el don para la cocina fue lo que más me enamoró, decidió que él se iba a encargar del banquete, así que se encargó de estar en la cocina con mi mamá que fue su compañera de aventura y así fue, los invitados quedaron maravillados, mi hermana se encargó de hacer los postres y Candy bar y mi aporte fue hacer los días previos los DIY (el bouquet, los botonier, las copas, la liga, el árbol de los deseos, las invitaciones, los letreros del photobooth)

Yo por el contrario me fui a recoger a nuestra mejor amiga que llegaba de la India, lo más chistoso es que estábamos almorzando en el centro de la ciudad con rulos y pinzas en el cabello mientras cuadrábamos como mi amiga le daría un detalle (reloj) con una nota que decía algo como "desde que te vi supe que eras el hombre destinado para mí, soy la mujer más feliz a tu lado. Tenemos una cita más tarde así que no llegues tarde" mi amiga siguió todas las instrucciones fue hasta el hotel y le entregó la nota y dice ella que él estaba muy contento le tomó fotos y me las mandó.

Mientras yo me maquillaba y hacía la sesión de fotografía y cuando llega mi hermana a ver cómo va todo y me ve en el balcón con el vestido en una mano y el bouquet en otra feliz de la dicha. Corrí como pude a terminar de maquillarme.

Cuando ya me estaba esperando mi amor en el altar y yo iba llegando al Museo Histórico recordé que no llevaba conmigo los anillos que debería entregar a los pajes, que locura ya estaba todo y los anillos no así que con anillos o sin ellos ese día no habría aplazamientos así que mi hermana que era la madrina salió como loca en búsqueda de ellos, mientras yo con los nervios y las lágrimas a flor de piel. Seguí adelante, la marcha nupcial comenzó y yo solo podía ver a el que sería mi esposo, por suerte mi hermana fue muy rápida y justo en el momento indicado llegó con nuestras argollas fue toda una odisea, realizamos la ceremonia de la arena muy linda. Yo dije mis votos pero mi esposo se fajó dijo con tal sentimiento todo lo que hemos vivido, y todo lo que vamos a vivir juntos y los sentimientos que yo despertaba en él fue muy emotivo.

Definitivamente fue una noche sublime llena de amor, historia; El Palacio de la Inquisición se transforma y se convierte en un lugar mágico que te transporta en el tiempo. Luego dimos un paseo en coche por la ciudad amurallada y no me lo van a creer, iba el señor Juan del Mar abriéndonos el camino y la gente en las calles lanzándonos frases tan lindas y vivan los novios, por aquí y por allá. Ya sé lo que van a decir, que boda más rara y disparatada, pero todas las anécdotas cuentan. Queríamos una boda típica cartagenera de ensueño, llena de romanticismo, con las personas más cercanas que de alguna u otra forma han estado presentes en nuestra relación.

Gracias por leernos.

Atentamente: Liceth & Randy.

P.D.: mis padres estaban separados desde hace un año pero el día de nuestra boda se reconciliaron hasta el día de hoy siguen juntos, dicen que las bodas hermosas mueven fibras.