El matrimonio de Yamid y Eliana en Santa Marta, Magdalena

La crónica de nuestro matrimonio

Mi gran día fue único y mágico gracias a Dios. Hizo un sol resplandeciente y llegamos a temer un poco por la lluvia, pues la boda seria al aire libre, pero realmente Dios fue bueno y brilló el sol que el atardecer y la puesta del sol quedó retratada… No pude pedir más al Señor, cuando estuve frente al amor de mi vida en ese momento frente a la inmensidad del mar y el profundo azul de cielo, recibiendo la mayor de las bendiciones: ¡la de Dios!

Las lágrimas de mi esposo al verme entrar, mis nervios porque no paré de temblar durante toda la ceremonia, solo eran sinónimos de la felicidad que nos invadía porque nuestro día había llegado y, como si fuera poco, rodeados de nuestra familia y amigos, quienes por 10 años fueron testigo de nuestro gran amor.

La recepción no fue tal cual como lo soñé, fue más de lo esperado. Todo quedó hermoso gracias a un gran equipo de trabajo, quienes me sorprendieron siempre hasta las últimas horas con su entrega y dedicación, viviendo conmigo ese momento. Recibí grandes regalos de boda llenos de amor y mágicas sorpresas y entre brindis, baile y sonrisas terminó esa noche.